América Latina tiene una larga tradición de echarle la culpa de sus problemas a la influencia externa. Empezando desde los conquistadores españoles, los piratas ingleses y franceses, la corona y as comunidades religiosas españolas, hasta las bananeras y las petroleras norteamericanas. Sin embargo, al analizar la evidencia, se ve que una parte crucial del atraso relativo de la América española y portuguesa, frente a la anglo-sajona se deriva de decisiones adoptadas por los mandatarios locales, autónomamente, con severas consecuencias para la creación de riqueza, el empleo de nacionales, el recaudo tributario y el progreso en general.
El Gráfico 1 muestra una de las razones fundamentales por las cuales Estados Unidos es un país rico y Latinoamérica un continente mucho menos próspero. Una forma de ilustrar la diferencia en el impacto de la riqueza regional y nacional de la explotación de hidrocarburos es el caso del Golfo de México. En efecto, México y Estados Unidos comparten el Golfo de México, de acuerdo como se aprecia en el Gráfico 1.
Estados Unidos ha explotado intensamente sus recursos naturales [ver la abundancia de puntos verdes, o pozos perforados al norte de la línea punteada], mientras México ha dejado porciones inmensas de su área continental sin explotar [ver el escaso número de puntos amarillos, o pozos perforados al sur de la línea punteada].
El país al sur de la línea punteada le entregó por más de siete décadas el monopolio de explotación e hidrocarburos a una empresa estatal (PEMEX), caracterizada por emplear a trabajdores por encima de niveles considerados eficientes, no usar la mejor tecnología, no asociarse con otras empresas para compartir el riesgo, y ser la empresa más endeudada del mundo petrolero, sistemáticamente drenada de recursos para financiar al estado mexicano.
Gráfico 1. Exploración y pozos perforados “costa afuera” en el Golfo de México de Estados Unidos y México
Nota: línea punteada: frontera entre los dos países; puntos verdes son pozos petroleros perforados en el Golfo de México de EEUU, marrones en el mexicano.

Fuente: Wood Mackenzie PetroView.
México logró un inmenso descubrimiento al sur del Golfo de México, del cual obtuvo entre 2004 y 2005 una producción considerable, cercana a tres millones de barriles por día (véase el Gráfico 2). Pero insistió en el monopolio estatal, mermó los recursos para exploración y producción, no repuso sus reservas declinantes, y evitó la competencia entre empresas. La consecuencia fue no renovar las reservas de crudo y no compensar la declinación de la producción, visible en la caída de la línea roja del Gráfico 2 después de 2006. Actualmente México produce menos de la mitad de lo que alcanzó en su pico, (por debajo de 1.5 millones de barriles día, Gráfico 2). A tal punto que, en 2018, la producción al norte de la línea punteada [del Gráfico 1] superó la del sur, y se acercó a un nivel récord de 2 millones de barriles día.
Las escogencias de política petrolera de México dejaron una inmensa parte de sus riquezas sin usar. Esto es visible en el escaso número de puntos amarillos, los pozos perforados en el Golfo de México mexicano, comparados con el número de puntos verdes, perforados en el Golfo de México estadounidense. En suma, la pobreza no es una condena del destino o la economía sino una escogencia.
Gráfico 2. Producción de crudo en el Golfo de México, por parte de Pemex en México y de empresas privadas en Estados Unidos de América (miles de barriles diarios)

Fuente: para México, Sistema de información energética; para estados Unidos, EIA.
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