Juan Carlos Echeverry

La meta fundamental de Ecopetrol es encontrar petróleo en Colombia. Si bien se lo buscado en otras partes, el territorio nacional sigue siendo la prioridad.

Por espacio de casi cien años, en Colombia se ha encontrado más de ocho mil millones de barriles de petróleo, y observadores estiman que puede haber hasta 40 mil millones más, pero saben exactamente dónde.

En el período más exitoso, entre 1978 y 1992, se adicionó a las reservas cerca de 4.000 millones de barriles. Desde entonces se ha adicionado tan sólo 1.200 millones, en veinte años. Son insuficientes pues al ritmo de producción actual, superior a 365 millones por año, queda petróleo para siete años.

Ahora bien, Ecopetrol y las compañías privadas presentes en el país han sido exitosas en recuperar más petróleo de los campos existentes. Javier Gutiérrez lideró elevar la producción de cerca de 500 mil barriles en 2007 al más de un millón actual. Fue un milagro productivo, honor bien ganado que merece reconocimiento y  respeto. Fue un logro de clase mundial.

Hacia delante, el foco estratégico es encontrar petróleo. Las compañías petroleras más que conglomerados de sísmica, tuberías, torres y oleoductos, son centros de conocimiento, en los que las preguntas clave son qué se sabe, cuándo, dónde, quién lo sabe, cuánto cuesta y para quién. La exploración sigue a ese conocimiento y todo depende de su calidad.

Para encontrar más debemos saber más, y saber mejor; ser quienes más rápido y mejor aprendemos sobre el subsuelo colombiano. El capital humano dedicado a esto a nivel mundial es escaso y costoso, pero nos va mucho en atraerlo a aprender sobre Colombia.

Contamos con un subsuelo difícil. El último gran hallazgo se logró cuando, después de 17 años de buscar en el piedemonte casanareño, la compañía a cargo, British Petroleum, había dado la orden de abandonar. Nos salvó la terquedad de un inglés, cuyo equipo halló lo que a la postre serían casi mil quinientos millones de barriles.

Eso sólo ha sucedido una vez en cien años; en otras tres oportunidades se ha hallado más de quinientos millones; todo lo demás es de menor tamaño.

Varias esferas de acción de Ecopetrol deben mejorar. Experiencias recientes en países vecinos , y algunas lamentables adentro, demuestran que la integridad moral es una condición tan importante para las compañías petroleras como los recursos de conocimiento o financieros. Las flaquezas de integridad socavan como termitas la solidez de una empresa. Cada empleado de Ecopetrol deben sentirse orgullosos de su compañía y mantener los más altos estándares de integridad.

El futuro de esta industria depende de que junto con las agencias del gobierno nacional y con las autoridades de los departamentos y municipios solucionemos coordinadamente conocidos temas que la aquejan, en licencias, consultas e inversión en comunidades. Son labores en las que ya hay avances.

Frente a la crisis del precio, que ocurre al menos una vez por década, las compañías tienen planes pre-acordados para reducir costos y gastos; optimizan la producción para amortiguar el choque en la caja; y afinan la estrategia de inversión para no sacrificar los objetivos de largo plazo.

Esta crisis, como dice el dicho, no se puede desaprovechar. Hay un sinnúmero de frentes que la empresa debe resolver con claridad y decisión. Por fortuna cuenta con una Junta Directiva de primer nivel y miles de accionistas en Colombia y en el mundo que entienden que este partido tiene segundo tiempo.

La calidad de las empresas se mide por cómo salen de las crisis. Ecopetrol saldrá fortalecida, enfocada, íntegra y eficiente; basando sus decisiones de grandes proyectos en criterios de costo-eficiencia; y buscando la maximización de valor para sus accionistas.